La nariz es uno de los elementos más importantes del rostro. Su situación, forma y proporción con respecto al resto de los elementos faciales determina el equilibrio y la simetría de la cara. Una nariz desviada o torcida, demasiado grande o muy pequeña, con una punta nasal bulbosa o muy afilada, o una caída excesiva sobre el labio superior puede causar problemas relacionados con la inseguridad, alteraciones psicológicas y, en ocasiones, defectos funcionales que pueden provocar dificultades respiratorias.
La primera rinoplastia se realizó en la antigua India. Los hindúes solían castigar a los adúlteros, a sus enemigos y a los malhechores amputándoles la nariz. Para su reconstrucción, los cirujanos de la época empleaban piel de otras partes del cuerpo, principalmente de la frente o de la mejilla.
¿Qué es la rinoplastia?
La cirugía de la nariz o rinoplastia es una de las operaciones de cirugía plástica que más dificultades plantea en nuestro ámbito. El cirujano plástico debe realizar cambios en diferentes estructuras de manera simultánea:
- El cartílago o parte blanda de la nariz
- El hueso ha de ser modificado para encontrar la forma adecuada.
- La propia piel de la nariz tiene que ser moldeada para obtener unos resultados satisfactorios.
- Si es necesario se disminuye o aumenta el dorso nasal, se cambia la forma de la punta y se estrecha la anchura de las alas.
¿Cómo es el proceso operatorio habitual?
La rinoplastia se realiza bajo anestesia general y, en muchas ocasiones, con anestesia local acompañada de sedación profunda. La intervención se prolonga por 1 o 2 horas, y no precisa de ingreso hospitalario prolongado – unas horas o una noche.
Las incisiones pueden realizarse en el interior de la nariz, lo que comúnmente se denomina rinoplastia cerrada, o disimularlas en lugares poco visibles cuando se realiza una rinoplastia abierta. En función del tipo de intervención también se interviene sobre el tabique nasal interno. Tras la intervención se coloca una protección moldeable para proteger la nariz, que deberá llevarse durante una semana y unos tapones nasales que se retiran antes de 24 horas en la mayor parte de los casos.
Los resultados de una rinoplastia comienzan a apreciarse pocas semanas después de la intervención; pero es a partir de los 6 meses cuando se observan importantes mejorías, ya que las cicatrices internas empiezan a desaparecer y la inflamación de los tejidos comienza a reducirse. El resultado es definitivo a los 12-18 meses.
Importancia de la comunicación entre el médico y el paciente
Para que la intervención sea un éxito es fundamental una buena comunicación medico/paciente. El cirujano debe conocer los deseos y expectativas de los pacientes para poder guiarles hacia la mejor solución. Algunos pacientes acuden a la clínica con expectativas alejadas de la realidad y raramente escuchan lo que el médico les aconseja, estos son los casos que pueden desembocar en un desencanto con los resultados quirúrgicos, pese a que el resultado sea óptimo en términos médicos. Los tejidos (piel, cartílago, hueso) son, en esencia, naturales; es decir, tienen limitaciones, y pueden comportarse de manera diferente a la esperada durante la recuperación.
También hay que tener en cuenta que los problemas emocionales, la baja autoestima o la depresión no pueden solucionarse con un cambio estético. Un arreglo estético en la apariencia del rostro no va a hacer desaparecer un problema de insatisfacción mucho más profundo.