La nariz es una de las partes del cuerpo que más complejos provoca. Son muchas las personas a las que no les gusta la forma o la longitud que tiene la suya y creen que con una operación van a estar mucho mejor. Hay quienes eligen ponerse la nariz parecida a la de un famoso o quienes optan por corregir un defecto que tienen y que les trae de cabeza.
Tipos de operación
La operación se llama rinoplastia, y es una intervención quirúrgica que pretende modificar la nariz por motivos estéticos, pero también en ocasiones se lleva a cabo para corregir deformidades que impiden respirar bien a la persona.
En la parte estética una rinoplastia puede cambiar el tamaño, el ancho, la forma, corregir el perfil, eliminar puentes o cambiar la forma de las fosas nasales, por ejemplo. Lo importante, y para ello el cirujano suele guiar al paciente, es que la nariz que se ponga no destaque demasiado con las facciones de la persona, sino que esté acorde con ellas. Vamos, que la cara de la persona quede armónica.
A nivel respiratorio esta intervención corrige las deformidades que existen y que dificultan el buen funcionamiento del sistema respiratorio. También sirve para reparar defectos de nacimiento o para reconstruir la nariz en caso de accidente o lesión. Además, en algunos casos puede poner punto y final a los molestos ronquidos, aunque no siempre.
Pero la rinoplastia no es la única intervención que existe en la nariz. También está la rinoseptoplastia, una cirugía que se practica sobre el tabique nasal para mejorar la estética y funcionalidad de la nariz y armonizar las estructuras externas que ayudan en la ventilación nasal.
Estas operacions se pueden realizar de manera abierta o cerrada, según sean los cambios que se vayan a hacer. En el caso de la cirugía cerrada no se realizan incisiones exteriores, sino que se accede al interior de la nariz por las fosas nasales y no se dejan cicatrices visibles. Se realiza en los casos más sencillos, ya que esta técnica limita os movimientos del cirujano. En el caso de la cirugía abierta se hace una incisión en la parte central de la nariz, para que el acceso a los huesos y cartílagos sea más fácil. Se suele utilizar en los casos más complejos, cuando hay que realizar cambios sustanciales en la nariz de la persona.
Postoperatorio
Tras una intervención de este tipo se recomienda reposo y evitar cualquier actividad física durante un periodo de entre 10 y 15 días. No obstante, pasada una semana la persona puede volver al trabajo sin problema. Al principio también es importante tomar algunas precauciones a la hora de dormir (se recomienda hacerlo boca arriba) o de sonarse los mocos (es mejor no hacerlo hasta pasadas, al menos, dos semanas). Con la ayuda de la medicación prescrita por el cirujano, la hinchazón se reduce y van desapareciendo poco a poco los hematomas en la zona.
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Fuente: saludonnet.com