El aumento de glúteos es uno de los procedimientos estéticos más solicitados a los cirujanos plásticos. Los expertos señalan a qué se debe su popularidad y cuáles son los riesgos de querer unas nalgas perfectas.
Tener una cola grande se ha convertido en la obsesión de muchas mujeres y por eso la demanda de cirugías para aumento de glúteos se ha disparado notoriamente en los últimos años. Según cifras recientes, desde 2000 las gluteoplastias se incrementaron en 252 por ciento solo en Estados Unidos y se calcula que en ese país cada media hora se realiza una cirugía de este tipo. En Colombia, Brasil y Argentina, países donde se rinde tributo a la voluptuosidad femenina, es una de las tres principales cirugías estéticas. Lina Triana, segunda vicepresidenta de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, advierte que “las cifras más recientes revelan un incremento del 32 por ciento, tanto como el rejuvenecimiento vaginal”.
Pero la tendencia está lejos de ser exclusiva de este lado del Atlántico. De acuerdo con Stanley Okoro, un cirujano plástico que trabaja entre Atlanta y Lagos, Nigeria, en algunos países de África la tendencia es marcada. Según le relató a CNN, viaja dos meses a ese continente donde hace entre cuatro y seis levantamientos de cola, cada uno de los cuales le toma ocho horas de trabajo. Se ha vuelto tan común en ciertos círculos sociales que “cuando una mujer le pregunta a otra si ya se hizo esa cirugía y contesta que no, la miran como diciendo ‘cuál es el problema contigo’”, afirma.
Hasta hace poco tiempo la atención se centraba en los senos voluminosos, una moda que tuvo como figura exponente a Pamela Anderson, la salvavidas de la serie Guardianes de la Bahía. “Pero de unos años para acá las miradas se han centrado más en las colas”, dice Triana. En ese cambio de foco han jugado un papel importante la influencia de mujeres bien dotadas en la retaguardia como la cantante y actriz Jennifer López, quien ha sabido sacarle provecho en su carrera a su gran trasero. Y con ella otras como Shakira, Nicki Minaj, Sofía Vergara, Rihanna y Beyoncé también se han destacado por el tamaño de sus nalgas.
Pero nadie duda de que Kim Kardashian ha impuesto la moda de la cola XXL. En 2014 esta celebridad rompió las redes cuando subió una foto de su gran derrière sobre el cual se posaba una copa de champaña. Pero Kardashian sin redes sociales sería otra historia. Por eso, en la consolidación de la tendencia ha sido crucial Instagram y la cultura de las selfis, imágenes a las que recurren los famosos para divulgar sus mejoras quirúrgicas. “Es una combinación de la popularidad de Kardashian y la de las redes sociales”, dijo a CNN Matthew Schulman, cirujano plástico de Nueva York.
Eso ha motivado a millones de sus seguidoras a ir al quirófano. Como lo dijo el cirujano plástico Michael Edwards al portal Livescience “muchas están fascinadas viendo a Kim Kardashian, Nicki Minaj y otras mujeres con grandes ‘derrières’ y quieren tener el suyo así”. En un reporte Edwards señaló que en Estados Unidos este tipo de cirugía aumentó 86 por ciento desde 2013.
Simon Ourian, un dermatólogo estético de Beverly Hills, entre cuyos clientes se encuentran las Kardashians, explica que a pesar de que estas celebridades son modelos a seguir no hay un prototipo único de cola porque cada mujer quiere una diferente. “Unas las prefieren redondas; otras paradas, otras con proyección y algunas solo quieren más masa”, dijo el cirujano al diario The Sunday Times. Aunque nunca ha confirmado que el trasero de Kim sea de su autoría, con la publicidad de ella y sus hermanas Ourian se ha convertido en el rey de la cola perfecta, lo que le permite cobrar por su trabajo lo que cuesta un carro nuevo.
Además de la moda, Triana dice que en Colombia la mayoría de las pacientes que buscan aumentar el tamaño de sus glúteos lo hace para conseguir más fácilmente pareja porque saben que lucirán más atractivas ante los hombres. Las mayores de 40 años la solicitan para levantarla pues esta parte del cuerpo también pierde forma y consistencia con el paso del tiempo. Otras lo hacen para no tener que esculpirlas enel gimnasio con sentadillas. Es el caso de Valentina, quien se puso una cola discreta porque no lograba sacarla con ejercicio. En el país la obsesión por las colas grandes es más común en las zonas tropicales y algunas mujeres las quieren a pesar de ser bajitas y caderonas, lo que pone en aprietos a los médicos. “Muchas pacientes exigen cosas que nadie recomendaría”, señaló Triana a SEMANA. En esos casos, los cirujanos deben asesorarlas. “Es indispensable que entre el médico y el paciente se haga un plan de tratamiento y un plan quirúrgico”, agrega.
Hay dos tipos de procedimientos. El más usado es el de la lipoinyección, es decir, la implantación de grasa de otras partes del cuerpo de la paciente en sus glúteos. Este procedimiento normalmente hace parte de una cirugía conocida como lipoescultura, en la que el cirujano trabaja varias áreas para darle armonía al cuerpo. “De cada diez pacientes que se someten a este tratamiento, ocho incluyen la lipoinyección de glúteos”, dijo a esta revista Ernesto Barbosa, secretario ejecutivo de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva (SCCP).
El otro procedimiento, que se realiza en el 10 por ciento de los casos, es el implante de siliconas de gel colocada sobre los músculos de las nalgas. Hay varios tipos de prótesis: ovaladas y redondas, con mayor proyección hacia arriba o hacia abajo, y los tamaños van desde 100 hasta 600 gramos. Lo ideal es escoger la mejor según las caderas de la paciente. El método que usa Ourian no es quirúrgico. En lugar de bisturí el profesional usa inyecciones, rellenos y la técnica de láser para convertir a sus pacientes en una “versión mejorada de sí mismos sin Photoshop”.
Los procedimientos no están exentos de riesgos. “Pueden presentarse complicaciones como infección, ruptura de la herida quirúrgica o sangrado, pero estas ocurren con muy poca frecuencia. Desafortunadamente abundan tratamientos peligrosos con biopolímeros o sustancias desconocidas que se usan para rellenar los glúteos. El caso más conocido es el de la modelo y presentadora Jessica Cediel, quien en 2009 se sometió a un procedimiento a manos de un supuesto cirujano estético que la engañó y le aplicó altas cantidades de ácido hialurónico que le ocasionaron varios efectos secundarios y un doloroso proceso de recuperación. El médico cirujano Carlos Alberto Ríos dice que atiende 60 casos mensuales de reconstrucción de colas por problemas con biopolímeros.
“Es un tipo de silicona industrial de mala calidad no apta para integrarse a los tejidos humanos y su uso ha ido en aumento pese a los casos de estas celebridades. Todavía no hay leyes claras y contundentes que lo impidan”. Por eso antes de someterse a este tipo de procedimientos es necesario comprobar que el paciente está en manos de un especialista titulado, con experiencia y certificado ante las asociaciones médicas.
Según Edwards esto es importante pues los implantes y la grasa deben quedar en el sitio correcto para que no se deslicen. En el caso de las lipoinyecciones es necesario hacer ejercicio para no engordar. Quienes quieren siliconas deben saber que estas tienen un periodo de vida útil de 15 a 20 años y es obligatorio reemplazarlas por unas nuevas cuando este termine.
Para los expertos es importante que las mujeres sepan que “los cirujanos no somos magos”, dice Triana, y quienes se sometan a este tipo de procedimientos tienen que “mejorar su estilo de vida, comer bien y hacer ejercicio para que los glúteos se mantengan firmes”, aunque provengan del quirófano.
La Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos bautizó a 2015 como el año de la cirugía de cola. Desde entonces la tendencia ha ido en aumento y se calcula que seguirá en auge por mucho más tiempo. Como señala Schulman, quien tiene pacientes de todo el mundo, “creo que esta moda llegó para quedarse, al menos en el futuro cercano”.
Fuente: semana.com