Existe una gran variedad, pero el objetivo de todos ellos es dar armonía a los rasgos faciales para mejorar el contorno facial.
El rostro es el espejo del alma, o eso dice el refrán. Por ese motivo, cada vez más personas deciden recurrir a los últimos tratamientos estéticos para mejorar su aspecto y encontrarse mejor consigo mismo.
En este sentido, una de las técnicas más innovadoras y recurrentes son los implantes faciales, que se usan para mejorar el contorno facial, tal y como explican desde la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Secpre).
Y es que, según los expertos, estos implantes ayudan a dar un balance más armonioso a los rasgos faciales.
Pero, ¿qué se puede esperar de un implante facial? Si bien la perfección no existe, siempre se puede mejorar el aspecto y un implante facial puede ayudar a lograr un mejor balance de los rasgos de una persona, de manera que son más proporcionados.
¿Cómo se realiza esta cirugía? En primer lugar, el profesional determina qué tratamiento se adecua a los objetivos del paciente, y si estos objetivos son realistas y posibles. Además, al preparar la intervención, deben seguirse rigurosamente las pautas del médico para evitar problemas postoperatorios o infecciones.
No obstante, suele tratarse de operaciones ambulatorias, por lo que la anestesia de los implantes faciales suele ser de tipo local, o combinada con una sedación.
Cirugía de pómulos o implantes malares
La cirugía de los implantes malares suele durar entre 30 y 45 minutos; y si se realizan junto con otros procedimientos, como lifting facial, lifting frontal o cirugía de párpados, los implantes pueden ser insertados a través de incisiones hechas con esos propósitos.
En otro caso, se practica una incisión por dentro del labio superior o en el párpado inferior. Además, tras la cirugía, se aplica un vendaje para minimizar el edema y las molestias.
Fuente: consalud.es