La grasa localizada en la zona del abdomen es uno de los problemas estéticos más frecuentes. No obstante, una vez que nos decidimos a pasar por el quirófano para deshacernos de ella nos asalta una duda: ¿abdominoplastia o liposucción?
Se trata de la pregunta más común entre los pacientes que desean acabar con sus michelines. En este sentido los cirujanos plásticos nos explican las distintas variables clave a la hora de determinar qué intervención elegir y cuál puede proporcionar los mejores resultados:
«Si la flacidez es considerable, la abdominoplastia es la elección correcta. Sin embargo, los pacientes con laxitud cutánea nula o mínima pueden decantarse por la liposucción»
– Flacidez: normalmente, tras una gran pérdida de peso se produce flacidez, y si ésta es considerable, la abdominoplastia es la elección correcta, ya que este procedimiento se realiza mediante una incisión en el abdomen inferior para eliminar el exceso de tejido de la piel.
Sin embargo, los pacientes con laxitud cutánea nula o mínima pueden beneficiarse de un procedimiento de liposucción en el que se utilizan entre cuatro y seis incisiones pequeñas para eliminar la grasa.
– Laxitud muscular: tras un embarazo o una gran pérdida de peso, la pared abdominal se presenta como abultada y la reparación muscular sólo es posible mediante una cirugía estética estándar en la que se utiliza una incisión de cadera a cadera.
– Periodo de espera: a algunos pacientes se les aconseja someterse primero a una liposucción y esperar al menos tres o cuatro meses para comprobar si estarían contentos con el resultado y si no, recucurrir a la abdominoplastia.
– Enfoque combinado: tras una cuidadosa evaluación, en algunas ocasiones los pacientes pueden optar por la intervención simultánea de abdominoplastia y liposucción. Eso sí, en el caso de tener que eliminar grandes cantidades de grasa, se aconseja recurrir solo a una para minimizar el trauma quirúrgico y el sangrado.
Fuente: consalud.es