En la abdominoplastia se extirpa el exceso de piel y grasa abdominal a la vez que se corrige la flacidez muscular
Los embarazos, las variaciones de peso y la distensión de la musculatura abdominal, entre otros, pueden provocar una zona abdominal poco estética. En algunas ocasiones, no basta con practicar ejercicio físico y seguir una dieta equilibrada para conseguir el aspecto físico deseado. En estos casos, la cirugía de abdomen es un procedimiento que puede ponerle remedio. En este artículo se aborda en qué consiste la abdominoplastia, a qué personas se les puede practicar y qué recomendaciones hay que seguir después de la intervención quirúrgica.
En qué consiste la abdominoplastia
Un abdomen más plano y más firme y con una cintura más estrecha. Esto es lo que consigue la abdominoplastia. Según la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), este procedimiento quirúrgico tiene el objetivo de reducir el aspecto abombado del abdomen. Para ello, el paciente debe someterse a anestesia general o epidural aunque, en algunas variantes, como la mini-abdominoplastia y en la liposucción abdominal, se puede utilizar anestesia local y sedación. La intervención dura entre dos y cuatro horas.
La extracción del exceso de piel y grasa abdominal se hace a través de una incisión longitudinal de una cadera a la otra, en la zona superior del pubis, y de otra incisión que se practica alrededor del ombligo. Después, se separa la piel de la pared abdominal hacia arriba hasta las costillas, dejando expuestos los músculos abdominales. Estos músculos se tensarán y se unirán a la línea media para conseguir una pared abdominal firme a la vez que una cintura más estrecha. La piel separada se estira hacia el pubis y se extirpa la sobrante. Como el ombligo puede quedar demasiado hacia abajo, con posterioridad se recoloca. Al terminar, según información de la SECPRE, se sutura la zona y se coloca un vendaje con un drenaje temporal para facilitar la salida de fluidos que pueden acumularse en la zona de la intervención.
En la opción mini-abdominoplastia la piel se separa solo entre la incisión y el ombligo, se extirpa la piel sobrante y se realizan las suturas.
Sea como fuere, cualquiera de las dos técnicas se deben llevar cabo en un quirófano, con las máximas medidas de asepsia. Este tipo de procedimiento de cirugía abdominal requiere de ingreso hospitalario, aproximadamente de dos días, durante los que se empezará a andar tan pronto como sea posible. Los puntos de sutura se quitan a las 2-3 semanas. «Durante la recuperación, pueden aplicarse apósitos y vendajes elásticos sobre las incisiones o recomendar el uso de una faja de compresión para minimizar la inflamación y apoyar el abdomen durante el proceso de curación». En la mayoría de los casos, el tiempo de recuperación es de dos semanas.
Abdominoplastia: ¿para quién?
La abdominoplastia retira el exceso de piel y grasa abdominal y corrige la flacidez muscular característica de personas que han sufrido un aumento de peso importante y una pérdida posterior o de mujeres que han tenido varios embarazos. Así, este proceso busca conseguir un abdomen más plano y firme y una cintura más estrecha.
Pero, ¿quiénes pueden optar a esta intervención quirúrgica? Un buen candidato para esta cirugía es aquel que «está físicamente sano y mantiene un peso estable, tiene unas expectativas realistas de lo que se puede conseguir con la intervención y, sobre todo, no fuma o, al menos, es capaz de dejar de fumar cuando el cirujano se lo indique», indica el Dr. Puig.
Este experto también advierte de que, a pesar de que una abdominoplastia no es una técnica quirúrgica que esté recomendada para las estrías, pueden ser eliminadas si se encuentran en las áreas de exceso de piel que se quiere extirpar, sobre todo las que están debajo del ombligo. Las que quedan también ven mejorado su aspecto al tensar la piel del abdomen.
Abdominoplastia: riesgos y complicaciones
Pese a que cada vez son menos los efectos adversos asociados que se presenta en una intervención de este tipo, como todo procedimiento quirúrgico no está exento de riesgos.
Las complicaciones por la falta de experiencia del cirujano pueden evitarse si, desde el primer momento, la persona se asegura ponerse en manos de un especialista. Desde la SECPRE insisten en que es importante cerciorarse de que el profesional tiene el título oficial y homologado de Médico Especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora.
Así, como sucede en otras intervenciones quirúrgicas, también está el peligro potencial de sufrir efectos adversos a la anestesia o desarrollar una infección o un trombo. Para la infección se utilizan antibióticos y drenaje. Y para minimizar la formación de trombos es muy importante levantarse de la cama y andar tan pronto como sea posible.
En cuanto a riesgos específicos de la abdominoplastia están la necrosis de la piel, la acumulación de líquido entre la piel y la pared muscular (seromas), alteraciones en el proceso de cicatrización (fumar es un factor que aumenta las probabilidades de sufrir complicaciones y enlentece la cicatrización de los tejidos), un ombligo poco estético y una alteración en la sensibilidad de la piel de la zona.
Fuente: consumer.es